El proyecto se sitúa en un entorno agrícola idílico, a los pies de la Sierra Calderona, rodeado de campos de naranjos y próximo al mar. Apenas se divisan a su alrededor unas pocas construcciones tradicionales destinadas al cultivo. El encargo, una nave de aperos, tiene una función muy concreta y unas necesidades muy básicas: almacenar herramientas de labranza y maquinaria. Su arquitectura debía seguir el mismo principio: ser efectiva en la resolución de un problema con la mayor sencillez. Esto se materializa con el empleo de un sistema constructivo elemental, geometrías primarias y materiales económicos.

promotor : particular

arquitectos : marta orts – carlos trullenque

colaboradores : ana villalba, javier garcía, jesús santamans, arquitectos