Una distribución excesivamente compartimentada en su origen, que no respondía a los requerimientos de sus nuevos propietarios, se transformó de forma íntegra con el objetivo de abrir espacios cerrados (cocina y estudio) al salón-comedor. De esta manera, las zonas húmedas se unifican en la zona central de la casa, definiendo una circulación perimetral alrededor de ellas que ofrece un desplazamiento más dinámico en la vivienda. Durante el derribo, se descubrió el forjado original de la casa, de viguetas de madera y revoltones de ladrillo, que se integraron en los espacios principales de la casa.

promotor : particular

arquitectos : marta orts – carlos trullenque

colaboradores : ana villalba, javier garcía, jesús santamans, arquitectos

fotografía : diego opazo